La sequía es el fantasma
que me acecha en cada esquina.
Son mis miedos,
los que me acojonan
a cada falta de letras.
El preludio de una etapa
de fracasos sin sentido,
de escasez de noches en vela,
de entradas en blanco
en un blog vacío.
Pero entonces despierto,
y mis manos acarician la pluma
pariendo a golpe de tinta
esbozos de ilusiones
y bocetos de desviaros.
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