jueves, 16 de febrero de 2012

YO HE VIVIDO

Tenemos tantos silencios que decirnos y tantas palabras que callar.
Nos hicieron para amar y por amor sufrir y morir.
Mírame ahora y que tus ojos me digan lo que tus labios no pronuncian.
Háblame del tiempo que nunca supimos compartir, del que nos queda por vivir.
Ese reloj que nos arranca las horas, el que marca descompasado nuestros latidos,
las pulsaciones que se empeñan en ir al ritmo de ese metrónomo desgastado.
Gritémosle a la vida que no ha podido con nosotros, que nunca nos vencerá,
que somos inmortales aunque muramos por un beso.
Somos libres y hoy nos atrevemos a soñar con lo imposible,
lo que algún día haremos posible, nuestro.
Somos esos, los locos que aún recuerdan que la belleza está en lo que no tiene nombre,
en lo fugaz de cada instante que mereció la pena vivir
y recordar una y otra vez que ahora es el momento de saltar, 
de perder el rumbo para llegar a ninguna parte.
Ahora somos nosotros, ahora... ¡Ahora!
Somos la mirada cómplice y la caricia despistada, la risa que se pierde en el lamento
y la pisada que deja huella.
Lo inconmensurable y lo impronunciable.
Y si tenemos que pelear contra el viento lo haremos con furia,
somos pasión y arte.
Somos el momento, cada segundo de cada minuto.
Y por vivir luchamos, por vivir con sentimiento, sintiendo la vida.
A veces desistimos, pero aparece esa mano furtiva, la que se esconde pero siempre está,
la voz que grita: ¡Una vez más!
Porque nos hicieron sin medida.
Porque hoy es hoy, lo sabemos y no queremos que nos guarden en el cajón de los recuerdos,
ese cajón de madera y clavos, sin antes poder haber dicho:
YO HE VIVIDO.

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