Sintió la llamada en su ser y esencia, hacía siglos, casi un milenio, que no tenía aquella sensación y, sin demora, acudió a ese punto donde convergen el cielo y el mar, donde solo puedes llegar cuando te pierdes o cuando te dejas guiar a ciegas, el punto donde el espacio y el tiempo son dos y a la vez ninguno. Pese a que había estado una sola vez allí, no tuvo problemas para llegar; responder a aquella llamada era cuestión de fe, había nacido con aquel saber implícito en sí.
Era tan hermosa la nada.
De camino encontró a otros como ella... Pero estaban en pésimas condiciones, malparados se arrastraban por el tiempo y avanzaban sin rumbo, perdidos. No entendía bien aquella situación: ella se había hecho grande con el transcurrir de los años, era bella y enorme, casi inconmensurable, pero sus compañeros eran pequeños y raquíticos restos de lo que fueron alguna vez, a penas podía reconocerlos.
La Cordura deambuló torpemente hasta situarse frente a ella. Empezó a moverse de manera extraña y a divagar en un volumen cambiante subiendo de manera estridente su tono y después bajándolo hasta convertirlo en susurros casi inaudibles.
Pasó de largo y continuó su camino, sintiéndose cada vez peor y compadeciéndose de los otros, evitando nuevas situaciones como la anterior. Rápido, tenía que ir más rápido.
Y, por fin, la vio, tan espléndida y tan enorme como siempre había estado, resplandeciente, brillante, simplemente ella. Se aproximó para tener más facilidad de comunicación.
He sentido tu llamada. ¿Qué ocurre?
Esperanza, me alegra ver que te encuentras bien. Quería asegurarme.
¿A caso no me ves siempre? Voy contigo a casi todas partes.
Lo se. Pero a ti, a la que nació del mismísimo corazón de los humanos, hacía mucho que no veía tu esencia primaria y me preocupaba que estuvieras como los otros.
¿Qué les ha pasado?
A eso me refiero. La cosa cada vez va a peor, incluso yo me veo afectada... ¡Hasta la Cordura se está sucumbiendo a la Locura!
Pero no lo entiendo. ¿Cómo puede ser, Vida? Ellos nos cuidan, vivimos en ellos y ellos de nosotros. Somos eternos, la eterna esencia, los Dones y las Virtudes.
No, Esperanza, hay otros... La maldad, el pecado, la injusticia, la avaricia... Cada vez se hacen más fuertes en el corazón de los humanos.
¿Cuándo ha ocurrido eso? ¿Cuándo se ha vuelto el mundo del revés?
¿De verdad quieres saberlo?
¡Claro! ¿En qué momento se corrompió el corazón de los humanos?
Puedo mostrártelo, pero esta historia es muy dura. Está escrita en el tiempo de los hombres con sangre y horror.
No importa. Debo saber por qué cayó la Inocencia.
Está bien, amiga mía, acompáñame...